«Fortaleza». Es la palabra que ha defendido el delegado del Gobierno en Aragón, Fernando Beltrán, en el acto de conmemoración del XLVI aniversario de la Constitución Española en Zaragoza, en relación a la Carta Magna de 1978.
No en vano, Beltrán ha destacado que «sin un Estado fuerte no habría forma de prevenir, intervenir, rescatar y reconstruir una zona devastada». Si no hubiera Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado como la Guardia Civil y la Policía Nacional, sin el Ejército o la UME, para rescatar y ayudar a los ciudadanos, si no hubiera sanitarios y hospitales para atender a los heridos, si no hubiera profesionales reconstruyendo las infraestructuras para que llegue el personal que está trabajando en la zona, sin docentes abriendo las escuelas, si no hubiera decretos millonarios para ayudar a las personas afectadas, no sería posible recuperar la normalidad», ha enumerado.
El delegado ha recalcado la respuesta que necesita un país ante una tragedia como la vivida en el Levante o una situación de emergencia es «una enmienda a la totalidad a todos los que quieren un Estado débil y a los que hacen política para debilitarlo con recortes, con privatizaciones, abandonando lo público».
En este sentido, ha advertido de que la frase «solo el pueblo salva al pueblo» surgida de las quejas de los ciudadanos valencianos por la tardanza en la llegada de medios para asistir a la población «puede resultar peligrosa si se institucionaliza, se politiza y se utiliza para quitar el valor de lo público».
«Cuidar y defender nuestros servicios públicos es un deber de Estado. Y no hay mejor manera de hacerlo que financiándolos, tal como reza el artículo 31 de la Constitución, con un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad. Apoyar a lo público es apoyarnos a todos, es apoyar un sistema socialmente digno y justo que la igualdad de oportunidades. Quien salva al pueblo es un Estado fuerte», ha puntualizado.
En su discurso Fernando Beltrán ha insistido en el valor de los pactos inspirados en el espíritu de la Constitución. «No hay mayor fortaleza que llegar a acuerdos. No hay mejor política que la que prioriza el diálogo y la negociación. La Constitución de 1978 es un claro ejemplo. Vivimos en democracia gracias a que fuimos capaces de ceder, de pactar y de sumar. Cuarenta y seis años después debemos continuar esta senda porque seguimos enfrentándonos a grandes retos. No hay futuro que no pase por la concordia y el consenso», ha manifestado.