Durante buena parte del siglo XX fue uno de los comercios más destacados de Zaragoza en venta de juguetes y ahora su historia estará siempre inmortalizada, sin importar el paso del tiempo. No es otro que el Bazar X de Zaragoza, y así lo ha recogido en una publicación la historiadora de arte, Patricia Díez.
«El Bazar X (1904-1974), historia de un comercio zaragozano» es el título del libro editado por el Instituto Fernando el Católico de la Diputación de Zaragoza (DPZ). En concreto, es el número 92 de la serie de Cuadernos de Aragón, ha informado la institución provincial.
Frente al fenómeno de la globalización de finales del siglo XX y comienzos del actual, la autora expone la aportación y relevancia de ese comercio tradicional, que, como el Bazar X, surgió a partir de la creciente demanda de una sociedad burguesa emergente que buscaba nuevas formas de ocio, de consumo y de sociabilidad.
Por ello, los primeros capítulos de este libro analizan el contexto socio-político español de finales del XIX y comienzos del XX, el surgimiento de la cultura burguesa y la apertura durante esos años de comercios que daban respuesta a la demanda de consumo.
En Zaragoza, la calle del Coso y más concretamente el tramo del Coso Alto, congregaba en esa época mucha y variada actividad. Como recoge Díez, esta zona «se convirtió en centro residencial y comercial representativo de la vida burguesa de Zaragoza» y en ese contexto surgió en 1904 el Bazar X, que impulsó la familia Sanz Beneded. Ya existía un Bazar X en Madrid y, tras la puesta en marcha del de Zaragoza, la familia Sanz Beneded consideró abrir una sucursal de Bazar X en Barcelona, como punto estratégico en el este de la península, y otro posteriormente en San Sebastián.
El paso de los años y las diferentes tendencias estéticas de ese tiempo, como el modernismo o el historicismo, dejaron huella también en las diferentes modificaciones y adaptaciones que se fueron realizando en el local del Bazar X durante los años que estuvo abierto (1904 – 1974).
Esta adaptación a las nuevas corrientes que supuso una evolución desde bazar a un tipo de comercio más cercano a unos grandes almacenes, como apunta la autora, «le otorgó popularidad entre la población zaragozana y lo convirtió en un negocio de éxito».
Todo ello queda reflejado en esta publicación, documentada con una amplia bibliografía y documentación procedente, entre otros, de archivos públicos como los de la Diputación de Zaragoza y de la Institución Fernando el Católico, además de fondos documentales privados, así como artículos y anuncios publicitarios de la prensa diaria zaragozana y numerosos archivos fotográficos e incluso los planos de la adaptación del local como comercio así como los posteriores proyectos de reforma y adaptación a los tiempos.
Tras repasar también la imagen publicitaria del Bazar X, el libro finaliza con un epílogo que recalca la importancia del establecimiento en la historia de la actividad comercial zaragozana «tanto por la propia tienda como por la prolífica iniciativa empresarial que se desarrolló en torno a ella gracias a la implicación de la familia Sanz».