Hace años un intelectual liberal de los Estados Unidos, Richard Hofstadter llamó la atención sobre las teorías conspirativas, en su artículo “el estilo paranoide en la política estadounidense” publicado en noviembre de 1964. En él se refería al sesgo del Senador McCarthy que veía comunistas ocultos en todos los sectores de la sociedad de los Estados Unidos. Incluso definía que el rasgo de esas actitudes paranoicas es acumular pruebas que demuestren dar crédito a lo increíble.
Desgraciadamente es una de las variables en la que se ha convertido este siglo XXI. Con el impulso de los ultra católicos con los ingredientes del Opus, Legionarios de Cristo, Kikos, Propagandistas católicos, Neocatecumenales y ese largo etcétera de la vuelta a la inquisición de Torquemada con la colaboración inexcusable del los Evangelistas. Este nacionalismo excluyente vinculados todos a la extrema derecha y estas dictaduras identitarias como la de China, Rusia, Hungría, Irán, Corea del Norte, etc… que además son instrumentos financiadores de las organizaciones de la extrema derecha Europea.
Que nadie olvide que lo que buscan es exclusivamente conservar los privilegios históricos, por ello el ideólogo Steve Bannon cuando se entrevistó con el ex-asesor de Aznar, Rafael Bardají, hoy día estratega de Vox y eso fue en 2018, ya avanzó que las teorías y las actuaciones deberían garantizar el tambalear las democracias europeas. Y era necesario para ello la incorporación de Vox a los gobiernos propiciados por el Partido Popular.
¿Creemos casual la aparición de plataformas como las de los transportistas? Ajenas a las organizaciones ya establecidas y vertebradas, a las instituciones y con portavoces identificados por sus ideologías extremistas. Nada es casual. Vemos actuaciones y estructuras creadas por la propia democracia, la alteración de estos instrumentos creados al margen de la misma.
Como dentro de la propia Iglesia Católica se articula lecturas que marginan la visión y la posición del propio Papa Francisco que hoy día marca una línea que favorece un catolicismo mas social, generoso, solidario y muy critico contra la guerra, la xenofobia, la homofobia y la pederastia.
La nueva promoción de sindicatos filofalangistas, el dar veracidad a los asaltos de los procesos constituyentes, eso es lo que debe preocuparnos de manera fundamental. El ex presidente Felipe González hablaba hace unos días de recuperar los Pactos de la Moncloa para la defensa de la democracia plena y los derechos sociales.
El Presidente Pedro Sánchez y su mayoría parlamentaria, deben de evaluar y transmitir esa preocupación que existe en una parte muy importante de la población pero que está silenciada.
Este Gobierno del PSOE y Unidos Podemos tiene que realizar pedagogía, sus bases tienen que explicar a los ciudadanos sus proyectos, sus esfuerzos y las dificultades que tienen en aplicarlos. Aún recuerdo aquellas asociaciones de vecinos que desarrollaban acciones que hacían crecer la capilaridad de la democracia en los barrios de las ciudades.
La democracia hoy en España está en peligro, no olvidemos: los transportistas chilenos con la colaboración inestimable de los sectores más ultraconservadores de la iglesia chilena promovieron y propiciaron la llegada de la dictadura de Pinochet, el asalto a la democracia y al Palacio de la Moneda de Salvador Allende.
Estamos muy preocupados por la guerra de Ucrania, y comparto el llevar al Tribunal Internacional Penal a Putín. Presidente Sánchez, también Bush, Blair y Aznar habría que llevarlos por todo lo que aconteció, se inventaron y contaron mentiras y murieron cientos de hombres, mujeres y niños en Irak. Para ganar credibilidad, para ganar reputación, la legalidad y la justicia internacional tienen que ser por igual.