Nuestro Estatuto de Autonomía dice en su preámbulo “Andalucía, a lo largo de su historia ha forjado una robusta y sólida identidad que le confiere un carácter singular como pueblo, asentado desde épocas milenarias en un ámbito geográfico diferenciado, espacio de encuentro y diálogo entre civilizaciones diversas […]. Hoy, como ayer, partimos de un principio básico, el que planteó Andalucía hace 25 años y que mantiene plenamente su vigencia: igualdad no significa uniformidad.”
Dentro de ese contexto y bajo dicho instrumento jurídico que impulsó (e impulsa) el bienestar, la igualdad y la justicia social, dentro del marco de la cohesión y solidaridad que establece la Constitución Española, el pasado lunes 23 de mayo se cumplieron 40 años desde que se celebraran las primeras elecciones andaluzas a su Parlamento autónomo.
En honor a este feliz aniversario quiero dedicar unas breves líneas a la interesante historia de nuestro proceso autonómico que hizo posible la celebración de los primeros comicios andaluces.
Impulso inicial del proceso autonómico:
El impulso inicial de ese proceso puede fecharse el 4 de diciembre de 1977. Ese día, cerca de un millón y medio de andaluces se manifestaron en las capitales de provincia respondiendo a la convocatoria de los diputados y senadores elegidos en Andalucía y que, agrupados en la Asamblea de Parlamentarios, serían los encargados de dar los primeros pasos conducentes a la elaboración de un Estatuto de Autonomía pleno de las competencias permitidas por el marco constitucional.
Dos eran los caminos que habían de recorrerse simultáneamente, en primer lugar, había que lograr la mayor autonomía posible en el más breve plazo de tiempo. Dicho compromiso se alcanzó con el conocido Pacto de Antequera de 4 de diciembre de 1978. En segundo lugar, se debía instrumentar jurídicamente esa voluntad de acuerdo con las prescripciones establecidas en el Título VIII de la Constitución. Para ello, a través del Decreto-Ley 11/1978, de 27 de abril, se instituyó la Junta de Andalucía como ente preautonómico y para cuya presidencia fue elegido don Plácido Fernández-Viagas.
Elecciones generales y locales de 1979
Uno y otro recorrido se encuentran cuando tras las elecciones generales y locales de 1979, la nueva Junta presidida por don Rafael Escuredo Rodríguez (hijo predilecto de Andalucía y galardonado con la Medalla de Andalucía) acuerda en Granada el 21 de junio seguir la vía del artículo 151 como medio de asegurar la consecución de una autonomía comprensiva del mayor contenido competencial. A esta decisión se suman inmediatamente las Diputaciones Provinciales y más del noventa por ciento de los municipios andaluces cumpliendo con creces el primer requisito constitucional.
Casi al mismo tiempo se procede por parte de los representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria a la redacción en la ciudad de Carmona de un primer borrador que se aprobó en Córdoba el 28 de febrero de ese mismo año.
Dificultades del proceso autonómico. Actitud del gobierno central y triunfo del sí
Sin embargo, antes de alcanzar su culminación con un texto definitivo, el proceso autonómico andaluz hubo de sortear no pocas dificultades como, por ejemplo, la concepción mantenida por UCD desde el Gobierno del Estado por la que se propugnaba la reconducción de todos los procesos iniciados, a excepción de las denominadas nacionalidades históricas – Cataluña, Galicia, País Vasco –, por la vía del artículo 143 de la Constitución Española.
Por su parte, la actitud del gobierno central que si bien no podía impedir legalmente su celebración sí utilizó cuantos recursos tuvo a su alcance para entorpecer esa ratificación (desde la alambicada redacción de la pregunta, que dificultaba su comprensión, pasando por la reducción de la campaña a quince días y finalizando con la propaganda del partido gobernante a favor de la abstención).
Por eso, aun cuando no se alcanzaron las mayorías especialmente cualificadas exigidas por el texto constitucional, el triunfo del sí en todas las provincias andaluzas con la excepción de Almería hubo de valorarse como la expresión de la incuestionable voluntad del pueblo andaluz de situar a nuestra Comunidad en igualdad de derechos con las denominadas históricas.
Aprobación del Estatuto de Autonomía y celebración de las primeras elecciones andaluzas
Tras la aprobación del Estatuto de Autonomía de Andalucía mediante la Ley Orgánica 6/1981 de 30 de diciembre de 1981, la primera tarea de la Junta Preautonómica era la convocatoria de elecciones, lo que se llevó a cabo por Decreto 18/1982, de 8 de marzo.
Así, la celebración de esta consulta electoral el día 23 de mayo de 1982 marcaba un hito para Andalucía no sólo por ser la primera vez en la historia que los andaluces designaban a sus representantes para la constitución de su propio Parlamento sino porque de sus resultados iba a depender tanto la configuración del sistema de partidos, pieza clave del sistema político, como la orientación inicial de la andadura que ahora comenzaba.
El día 21 de junio de 1982 se celebraba en los Reales Alcázares de Sevilla la sesión constitutiva del Parlamento de Andalucía. En este acto, realizado con la solemnidad que le prestaba la belleza del edificio capaz de compensar la escasez de medios materiales y personales de una institución sin pasado, se culminó un largo y tortuoso proceso que hizo de nuestra tierra la única Comunidad Autónoma que alcanzaba su autogobierno al amparo del artículo 151 de la Constitución Española.
Elecciones celebradas hasta la actualidad, precampaña del 19J y sufragio universal
A partir de los meritados comicios ya se han celebrado diez elecciones más en los años 1986, 1990, 1994, 1996, 2000, 2004, 2008, 2012, 2015 y 2018.
Este aniversario coincide con la precampaña electoral del 19J que dará paso a la XII legislatura cuyos candidatos son Juanma Moreno (PP); Juan Espadas (PSOE); Juan Marín (Cs); Macarena Olona (o, como se autodenomina “Macarena de Graná”) (Vox); Inmaculada Nieto (Por Andalucía) y Teresa Rodríguez (Adelante).
En mi opinión, gane quien gane no debe olvidar el enorme esfuerzo que supuso conseguir nuestra autonomía, desarrollarla desde sus cimientos y mantener su funcionalidad, legislatura tras legislatura, a través de nuestro derecho fundamental al voto.
¡Exacto! a pesar de no ser uno de los derechos fundamentales más conocidos, el sufragio universal se encuentra recogido y definido en el artículo 23.1 de nuestra Constitución Española: “Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal […].”
Por ello, me sorprende que todavía existan personas que le resten importancia y se permitan el lujo de no votar, pues no entienden que solo tendrán oportunidad de ver sus intereses debidamente representados si acuden a las urnas y votan. Para finalizar, siempre me gusta recordar una frase del sr. George Jean Nathan: “Los malos gobernantes son elegidos por los buenos ciudadanos que no votan.”
Por María Martínez Magro
Abogada