Hoy jueves 4 de abril la Audiencia Nacional (AN) juzga a un «líder religioso» que había «interiorizado el ideario yihadista radical y violento propugnado» por Estado Islámico, según la Fiscalía.
Además, el Ministerio Público apunta que se había preparado para «comenzar una actividad de captación y adoctrinamiento en favor de los postulados de la organización terrorista sobre mujeres».
En su escrito de acusación, recogido por Europa Press, la Fiscalía pide una condena de tres años de cárcel por un delito de autoadoctrinamiento terrorista al acusado, un varón de 34 años quien fue detenido el pasado mes de junio de 2023.
Su detención se precipitó después de que un agente encubierto de la Guardia Civil entablara una «amistad virtual en Facebook» con el acusado y comprobara su radicalización desde las redes sociales.
El Ministerio Público sostiene que al menos desde 2020 y hasta su detención «evolucionó en un proceso de radicalización, consumiendo por su cuenta en internet propaganda yihadista, con la intención de difusión de ese contenido a terceros para lograr captar nuevos adeptos, manteniendo contactos con personas con la intención de unirse a organizaciones terroristas y realizando el juramento de lealtad a la organización terrorista y su califa».
Así, y «con la finalidad de llevar a cabo los postulados violentos de la organización terrorista comenzó a relacionarse a través de las redes sociales con terceras personas, principalmente mujeres, con la intención de adoctrinarlas».
La investigación, señala el fiscal, revela que el acusado «había interiorizado el ideario yihadista radical y violento propugnado por DAESH, su acrítica adhesión a las premisas que proclama, su afán por alabar a la organización terrorista y sus logros, procediendo a difundir sus presupuestos ideológicos, así como su predisposición a trasladarse» a zona de conflicto.
El uso de las redes sociales, detalla el escrito, «le permitía contactar con personas situadas en su misma órbita ideológica, además de conseguir material mediático de los grupos terroristas con los que comparte postulados extremistas, participando en foros donde se difunde material propagandístico yihadista».
El mismo, en su intención de captar a nuevos adeptos, llevaba «una fase de barrido masivo en el que, a través de cualquier red social, obtenía la primera vía de contacto y conexión con mujeres procedentes de cualquier lugar del mundo».
En segundo lugar, procedía a una fase inicial de detección de aquellos perfiles que podían resultar idóneos y permeables a los postulados que el investigado había asumido y adherido a su ideario, habiendo jurado previamente lealtad a DAESH y teniendo un pleno sentimiento de pertenencia a dicha organización.
«Buscaba un perfil de mujer practicante musulmana, que usara asiduamente vestimenta islámica, como el niqab, que tuviera cierta orientación a una doctrina rigorista del Islam y que pudiera sentirse atraída por conocer más en relación a la vida que debe de llevar un Muwahid, aceptando un rechazo hacia la vida occidental», relata la Fiscalía.
Finalmente, la última fase de este proceso de captación «se desarrollaba en la aplicación de mensajería instantánea Telegram, considerada» por el acusado «como un sitio seguro y más privado para continuar una conversación cuando el contenido de la misma derivaba en un acercamiento a los postulados de la organización terrorista DAESH».